viernes, 24 de febrero de 2012

PODER VOTANTE,

Hace apenas unos meses que en España sufrimos las ultimas elecciones generales. Y digo sufrimos porque es imposible abstraerse a ellas, te rodean, te poseen, te inundan y como todo fluido en el que te obligan a sumergirte más allá de lo razonable en tiempo y forma, te acaba por ahogar.

¿Total para qué? Lo de participar en el proceso democrático. Tener en el parlamento los representantes libremente elegidos en las urnas. Emanados (o paridos que tanto da, que da lo mismo) del poder del pueblo. Un voto que a veces es libremente cautivo por herencia histórica, otros libremente agradecidos por razón del puesto e incluso se da la rara excepción del voto libremente objetivo. Pero el único elemento común a todos ellos es, en última instancia, que es libremente ejercido.

Ese es el poder del votante y de su voto. Voto que se puede otorgar a un partido en exclusiva o compartirlo hasta con 3 formaciones gracias al sistema bicameral y a la elección de senadores en particular. Si bien la democracia es el menos imperfecto de los sistemas de gobierno, el aparato del estado es capaz de manipularla y prostituirla al punto de hacer de ella una jovencita bien parecida y tremendamente rentable en lo económico.

En 1978 y en este país. Los padres de la Constitución, en un alarde de pluralidad política y buscando el mayor consenso y representatividad en las instituciones de todos los partidos políticos de ámbito estatal, así como los de ámbito regional-nacionalista, proponen como sistema de asignación de escaños el reparto de votos según el Sistema D'Hondt pensado para asegurar la representación de las minorías. De este modo un partido con una minima representación puede alcanzar una cuota de poder desproporcionada cuando se da el caso de igualdad entre dos opciones mayoritarias. Siendo finalmente la decisión de una minoria la que marcará el rumbo de la mayoría. ("La clau, la tinc a la butxaca" de ERC en las autonómicas catalanas del 2006 )

Para evitar esto y darle más protagonismo a los partidos regional-nacionalistas, se añade el reparto de escaños por distritos. Reparto que se ajusta a criterios poblacionales e históricos (como si el resto de territorios no tuvieran historia o ésta fuera menos importante). De este modo el mismo escaño cuesta en Melilla 17828 votos al PP ó 96417 votos a IU por tratarse de Valencia.

Matemáticamente se puede demostrar casi todo. Pero si en un ejercicio de lógica distribuyésemos el total de votos validos entre el total de escaños a cubrir descubriríamos que cada diputado cuesta 68615 votos aproximadamente y además habría que dejar 3 escaños vacíos por los votos en blanco (con lo que la mayoría absoluta sería de 173). Para los amantes de las cifras puedo decir que el PP perdería la mayoría absoluta, IU tendría unos 25 diputados y UPyD 17. Lo que “a priori” se pudiera creer una debacle de los partidos nacionalistas, resulta que CC y PNV seguirían con sus escaños. Mientras que ERC, BNG pierden 1 y AMAIUR pierde 2. Como anécdota decir que EQUO tendría 5 (los mismos que el PNV o AMAIUR), PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal) 2, los mismos que FAC (Foro Asturias Ciudadanos) y CC.

Pero claro, abundando en el deterioro moral de la clase política y de la creciente desconfianza del ciudadano en los políticos (que ellos mismos eligen paradójicamente) y tomando la expresión de que cada voto cuenta, ¿Por qué no lo cambiamos y decimos que cada votante cuenta? ¿Como podríamos hacer que los políticos lucharan por cada voto como si de ello dependiera realmente su elección?

Les propongo otro juego matemático que vamos a llamar PODER VOTANTE. vamos a dividir el número de escaños de la cámara baja (350) entre los ciudadanos con derecho a voto (35.779.491). Esto es 102227 votos/escaño. Es decir, si el elector decide no ejercer su derecho a voto como castigo a la clase política indolente, esos escaños no se ocupan. Resultado, menos diputados, menos costes. ¿O acaso hay algún asunto para el que sea absolutamente necesaria la presencia de 350 diputados en vez de 238 que serian los resultantes de aplicarse este método en las últimas elecciones? Estaríamos hablando de 112 diputados menos. Con sus secretarios, ayudantes, pasantes y otros estómagos agradecidos pero adecuadamente asalariados. Entonces verían ustedes como los políticos se preocupan de que los impedidos ejerzan su derecho al voto, que los votantes en el extranjero reciban en tiempo y forma sus votos y si me aprietan incluso los partidos políticos pondrían un servicio de asistencia en carretera por si en el trayecto al colegio electoral, algún potencial votante tuviera una avería. Entonces si que cada votante cuenta y no solo su voto.

Pero vamos más allá. ¿Cual es nuestro sistema legislativo? En síntesis y haciéndolo comprensible a los votantes del montón como yo:

Paso 1: Las leyes nacen en el congreso donde se deben votar, si se obtiene mayoría absoluta pasa el trámite y se manda al senado. ¿Que no existe mayoría absoluta en el congreso? No pasa nada, la ley no se vota hasta que se hayan pactado los acuerdos correspondientes y así se pueda conseguir la mayoría absoluta y mandarse al senado.
Paso 2: Una vez en el senado es votada de nuevo. Si se aprueba, se manda a publicar. ¿Que tampoco se aprueba en el senado? No pasa nada, vuelve al congreso.
Paso 3: Esta vez se aprueba en el congreso con la mayoría simple.

En todo este proceso se emplea como poco 6 meses o más desde la primera votación. Al final se obtiene el mismo resultado, los mismos señores diputados que la votaron por primera vez en el congreso (si, si… aquellos que no tenían mayoría absoluta entonces pero que no la necesitan ahora) la vuelven a votar y se aprueba. En fin, el senado, como cámara de representación territorial por definición es, en esta legislatura si cabe, la más inútil de las dos, toda vez que, al existir mayoría absoluta en el congreso y en el senado, el trámite en la cámara alta es eso, puro trámite dilatorio.

Pero aquí no estamos decidiendo la dudosa utilidad del senado, sino el poder del votante representado en esa cámara. Al igual que en el congreso y a la vista de los resultados oficiales, también se suceden los absurdos en la elección de representantes en el senado. Como por ejemplo que un candidato a senador con 820203 votos en Madrid no obtenga su escaño (Sra. Pérez Montalvo PSOE) o que un partido político (UPyD) con 1060766 votos al senado a nivel nacional, no obtenga ni una sola voz que le represente.

En el caso del senado y en el particular de Madrid, cada votante podía elegir hasta a 3 candidatos aunque fueran de distintas listas. Es como si las listas abiertas hubieran finalmente llegado a la democracia española. ¡Que ridiculez¡ En el mejor de los casos te suena el nombre de un par de candidatos y no por sus capacidades y/o meritos, sino porque el senado es el geriátrico de los políticos. De este modo la primera línea estaría en el congreso, la segunda línea en los parlamentos autonómicos, la inmediata retaguardia en el Parlamento Europeo (Figuras nacionales y regionales que ya han quemado su imagen pública en España) y por fin el retiro dorado en el Senado. Donde todo se vive más placidamente, donde hay que viajar menos y se tiene menos estrés. Total... votes lo que votes la última palabra siempre la tiene el congreso. Solo tienes que esperar que te llegue la hora de jubilarte para que te quede una buena pensión y 5 o 6 cargos en consejos de administración de empresas participadas del estado y por las que recibirás pingües beneficios. Eso sí, sin desdecir al partido y sin hacer mucho ruido.

Volvamos al poder del votante y a la clase política. El verdadero poder del votante con el sistema actual dura aproximadamente desde que deposita la papeleta hasta que acaba el recuento. No se engañen señores, el resultado ya está acordado desde antes de que se sepan las cifras del recuento. Y me explico, todos los partidos ya saben de antemano que van a hacer en cada caso y tienen preparada una estrategia en función de los diputados/senadores/concejales conseguidos. “…Si obtenemos tantos, debemos pactar con estos...” “…Si obtenemos tantos menos, debemos esperar que aquellos nos digan lo que quieren obtener a cambio…” etc. Y esto se lleva hasta el ámbito local donde las alianzas más increíbles se producen con tal de conseguir el poder (y el sueldo, y los beneficios del cargo, y la gestión de fondos, y el coche oficial, y…etc).

¿Pero ustedes creen que para llegar a esos pactos de gobierno se tiene en cuenta la opinión del votante? El sistema funciona así: “Tu me votas… que ya me encargo yo de hacer lo que mas me convenga”. Total ya no puedes quitarme tu voto hasta las próximas elecciones. Para entonces ya me habré distanciado de estos con los que ahora pacto. Tú ya te habrás olvidado de que pacte con ellos. Yo me habré convertido una vez más en su feroz enemigo y tú volverás a votarme porque te he concedido una ayuda, o he contratado a tu tío, o he acelerado la gestión de tu licencia, o te he adjudicado una contrata, o simplemente porque soy de tu partido… (Esto cada vez es menos importante y en el fondo ¿A quien le importa?).

Posdata.-

¿Han tratado de imaginarse el dinero que se puede ahorrar de aplicar el PODER VOTANTE a ambas cámaras y todos los parlamentos autonomicos, asi como a las corporaciones locales y cabildos insulares entre otros organismos electos? Hagan numeros... 1268 diputados o concejales autonomicos (392 millones de Euros)  a sumar los 55.14 millones de 266 senadores (para lo que sirven  mejor nos los ahorramos) y miembros de cabildos, concejales sin responsabilidades de gobierno (pero que cobran dietas por asistir a los plenos), etc, etc.... 

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